Os presento una selección de fotos sobre el gran viaje que estamos preparando y con ellas nos daremos cuenta de cómo en muchas ocasiones pueden llegarse a cumplir nuestros sueños.
Espero que os guste.
Su manera de representar el espacio de manera realista, supone una gran evolución en la historia de la pintura y hace que se le considere como a uno de los primeros artistas que contribuyen a la creación del Renacimiento italiano. Sus obras fueron el punto de inflexión entre el arte bizantino de la Baja Edad Media y el realista y humanista que floreció en el Renacimiento.
El punto culminante de su madurez artística lo constituyen los frescos para la Capilla de los Scrovegni en Papua. Al edificio también se le ha llamado Capilla de la Arena, ya que está construido sobre las ruinas de un anfiteatro.
El último encargo que recibió, hacia 1334, fue la dirección de los trabajos de la catedral de Florencia y de las obras urbanísticas de la ciudad. En esta última etapa de su vida, Giotto diseñó el famoso campanile de la catedral pero no pudo verlo terminado, ya que falleció el 8 de enero de 1337.
En el siglo XV, la familia de los Medici se convirtió en una de las dinastías más poderosas de Europa. Utilizando su encanto, mecenazgo, destrezas, hipocresía e implacabilidad, amasarían una riqueza y un poder sin precedentes en la historia. Utilizarían este poder para impulsar la revolución artística cultural más importante de la historia occidental: el Renacimiento. Da Vinci, Miguel Ángel, Botticelli y Galileo, todos ellos recibieron la influencia de los Medici. Pero el cambio que los Medici estaban impulsando toparía algún día con su mundo ordenado. Un drama épico interpretado en juzgados, catedrales y palacios, los Medici, es tanto la historia de la ambición de una familia poderosa como de la tortuosa lucha por surgir de la alta Edad Media. Cosme de Médici y su padre crearon el negocio bancario más grande del mundo, entre cuyos "clientes" se encontraban papas y príncipes. Burlándose de sus rivales políticos y estableciendo a su familia en el corazón de la República de Florencia, Cosme utiliza su enorme riqueza para recorrer el continente en busca de antigüedades, respirando aires nuevos en el estudio del pasado. A medida que crece el poder de Cosme, su amigo Brunellechi construye una gran cúpula sobre la catedral de Florencia. Se convertirá en el mayor legado de la arquitectura occidental desde tiempos remotos. Donatello y Lippi crean obras originales para la familia de los Medici y en Florencia lleva a cabo una fiesta religiosa, creando una explosión de aprendizaje clásico y pensamiento creativo. Florencia florece como una nueva Roma. Cuando Cosme florece la república florentina lo declara PADRE DE LA NACIÓN.
Después de años de caos, otro Cosme de Medici, un pariente lejano de la línea de los Medici originales, es nombrado Duque de Florencia por el consejo de la ciudad. Pero este Cosme pronto abolirá los antiguos sistemas de gobierno, tomando el control directo de la ciudad. Para proteger su nueva administración, paga a Giorgio Vasari para diseñar los famosos Uffizi –oficinas para la familia de los Medici. Vasari también escribe un libro, “Vidas de los artistas”. Es el primer intento de cristalizar la idea del Renacimiento –y ensalzar en el fondo, el genio de los artistas. Después de la muerte de Cosme, un joven científico, Galileo Galilei, se convierte en el tutor privado de varias generaciones de los hijos de los Medici. Apoyado por la familia, Galileo ejerce sus estudios científicos, mejorando el nuevo invento del telescopio y contribuyendo a efectuar un cambio en el nacimiento de la astronomía moderna. Pero sus descubrimientos cuestionan la doctrina católica y es citado a comparecer ante la Inquisición en Roma. Bajo presión, los Medici retiran su apoyo a Galileo y éste abandona la enseñanza. Poco dispuestos a enfrentarse a la Iglesia, los Medici cambian la revolución cultural que ellos contribuyeron a crear y se convierten en acérrimos defensores del “status quo”. Sin embargo, la llama de la libertad que los Medici ayudaron a encender continuará ardiendo, cambiando el mundo para siempre.
Filippo Brunelleschi fue el arquitecto más importante del siglo XV en Italia y la raíz de la arquitectura renacentista. Fue un artista muy prolífico que desarrolló sus diferentes obras de arte en Florencia. Como otros genios del Renacimiento, Brunelleschi practicó otras artes coo la escultura, pero debido a su fracaso, terminó dedicándose a la arquitectura. Nació en Florencia en 1379. Su padre era notario y obsrvando el talento de los iños para todo tipo de mecfanismos, lo colocó en el gremio de los orfebres. Filippo se convirtió rápidamente en un obrero calificado y se perfeccionó en el conocimiento de la escultura la perspectiva y la geometría. En el plano de la arquitectura investigó los viejos edificios el clasicismo romano levantando planos, plantas y alzados, obsesionado por representar la arquitectura tridimensional. En 1401, fue uno de los competidores para e diseño de las puertas del Baptisterio de San Giovanni. Pero fracasó...Había incumplido las condiciones del concurso que eran muy severas y de antemano ponían una cadena al artista en cuanto al tema y a la forma. El asunto era el SACRIFICIO DE ISAAC. 
Este proyecto comenzó en 1421, y destaca su pórtico en el que utiliza arcos de medio punto sobre columns corintias y frontones triangulares sobre las ventanas de su único piso. Está decorado con figuras de niños hechas de cerámica. Parte de un patio central al que se añaden dependencias construyendo la fachada principal con un pórito co atrio que se abre a la plaza de Santissima Annuniata y se construyó por iniciativa del gremio de La Lana para recoger a niños abandonados para ayudarles y enseñarles un comercio útil que les permitiese tener su puesto en la sociedad. Este edificio civol forma parte de un planteamiento urbano junto con otros dos pórticos. Su planta baja está formada por amplios arcos de medio punto sostenidos por delgadas columnas corintias y adornadas e cada spacio de los arcos, con medalloes en terracota vidriada y policromada en azul y blanco con un recién nacido, uno por cada medallón.
Estos son la base visual de cadea una de las ventanas porque el centro de cada dos convergen en cada uno de los medallones. Un delicado arquitrabe divide la planta baja del primer piso, cuyo muro, se ve interrumpido por ventanas bastante espaciadas, que coronada por frontones triangulares corresponden exactamente a los arcos de la planta baja. En resumen, la obra se puede definir por la síntesis de equilibrio, sobriedad, mesura y proporciones. De hecho, este edificio no se puede entender si no es en relación con la plaza que es un espacio vacío y polifuncional frente al hospital que marca un volumen cerrado a volumen lleno, siendo el pórtico el elemnto de relación entre la plaza y el edificio. 
- Horizontalidad: Se emplean elementos arquitectónicos que refuerzan la sensación de horizontalidad, como los entablamentos, la cubierta plana de la nave central...
En esta obra es donde Filippo Brunelleschi establece el modelo renacentista de palacio, que fue ampliamente seguido por sus discípulos. El aspecto externo es muy parecido al de una fortaleza. Su planta es en cuadrilátero, donde las dependencias se construyen en torno a un patio. Muestra una tendencia a la horizontalidad mediante una superposición de tres pisos o cuerpos. El muro está muy articulado, con ayuda de las balaustradas. Se emplean para los muros sillares almohadillados, que van siendo más plano conforme se gana en altura. Los vanos con arco de medio punto están constituidos por dovelas almohadilladas,. Las ventanas además llevan frontón. 
"Eran en total diez historias en sus correspondientes recuadros, hechos de modo que el ojo los pueda medir y tan veraces que, desde lejos, aparecen en relieve. Su relieve es reducidísimo y sobre los planos se observa la apariencia mayor de las figuras que son cercanas y la menos de las alejadas, como nos enseña la realidad. Y realicé toda la obra según las citadas medidas. Las historias son diez. La primera es la creación del hombre y de la mujer y su desobediencia al Creador de todas las cosas. En esa historia se narra también su expulsión del Paraíso a causa del pecado cometido. Dicho recuadro contiene cuatro historias o acciones. 
Escrito por él aparece el siguiente fragmento: "Hay 24 figuras en el marco que flanquea las citadas historias, y entre un marco y otro una cabeza: hay 24 cabezas. Realizada con un enorme estudio y esfuerzo, ésta es, de todas mis obras, la más singular que yo haya producido, y fue completada con absoluto arte y medida e ingenio. En el marco exterior, que está en las jambas y en el dintel, hay una ornamentación de hojas y de pájaros y pequeños animales en posturas acordes con dicho adorno. Además hay otro marco de bronce; en las jambas hay también adornos en relieve bajo hechos con extraordinario arte, como asimismo abajo en el umbral: dicha decoración es de bronce pulido. Pocas cosas de importancia se han hecho en nuestra tierra que no hayan sido diseñadas y dispuestas por mi mano"
San Francisco de Asís ha sido uno de los santos más populares, tanto entre católicos como entre los protestantes y aun entre los no cristianos. San Francisco de Asís cautivó la imaginación de sus contemporáneos presentándoles la pobreza, la castidad y la obediencia con la pureza y fuerza de un testimonio radical. Llegó a ser conocido como el Pobre de Asís por su matrimonio con la pobreza, su amor por los pajarillos y toda la naturaleza.
Pedro de Cattaneo, canónigo de la catedral de Asís, pidió también a Francisco que lo admitiese como discípulo y el santo les "concedió el hábito" a los dos juntos. En 1210, cuando el grupo contaba ya con 12 miembros, se fueron a Roma a presenarla para aprobación del sumo Pontífice. Viajaron a pie, cantando y rezando, llenos de felicidad, y viviendo de las limosnas que la gente les daba. En Roma no querían aprobar esta comunidad porque les parecía demasiado rígida en cuanto a pobreza, pero al fin un Cardenal dijo: " No les podemos prohibir que vivan como lo mandó Cristo en el Evangelio". Recibieron la aprobación y se volvieron a Asís a vivir en pobreza, en oración, en santa alegría y gran fraternidad, junto a la iglesia de la Porciúncula.

Sandro Botticelli nació en el seno de una familia humilde de artesanos de Florencia el 1 de marzo de 1445. Botticelli era el menor de cuatro hermanos y cuando nació, el primogénito, Juan, tenía ya 25 años. Juan adoptó y educó a Sandro, y esta adopción fue la causa del cambio del nombre del muchacho, porque a Juan le apodaban Botticello, y el pequeño fue Botticelli. Fue discípulo de Fran Filippo Lippi, también trabajó con el pintor y grabador Antonio del Pollaiuolo del que aprendió el dominio de la línea, y además recibió gran influencia de Andrea del Verrocchio. Hacia 1470, tenía ya su propio taller. Botticelli no es genio ecléctico que combina la manera de muchos, pero fue temperamento impresionable y sacudido por emociones diversas. Siempre fue personal, siempre fue Botticelli. Por esto se hace difícil establecer una serie cronológica en sus obras. Uno de los primeros encargos que recibió fue el de completar la serie de personificaciones de virtudes que había comenzado a pintar Pietro Pollaiuolo. Eran uno scuadros con matronas sentadas, que debían decorar una sala del tribunal del Mercado. La que fue encargada a Botticelli es la Fortaleza. La representó joven, con coraza, corpiño y mangas de acero. La posición de la figura es gracias a Pollaiuolo, pero el espíritu es enteramente el de Botticelli. Pero en otra pintura también juvenil, el San Sebastián que pintó, según dice Vasari, para Lorenzo de Médici, el recuerdo del estilo de Pollaiuolo es dominante. A la década del 1475 al 1485, hay que atribuir una serie de pinturas con asunto religioso. La primera gran obra maestra de Botticelli es la Adoración de los Magos, encargo también de Lorenzo de Médici para honrar la memoria de su abuelo Cosme. El pater patriae está allí figurado como el más anciano de los tres reyes. La composición está enriquecida con figuras secundarias de espectadores, entre los que se pintó el propio artista. En aquel retrato, por sus facciones (que es el que tenemos al principio de esta entrada) Botticelli entonces aparenta tener menos de cuarenta años, lo que permite fijar la fecha de la pintura.
Las Madonas, donde Botticelli representa aquella Vírgen con el niño, rodeada de ángeles y santos. La Virgen es una joven doncella de grandes ojos extáticos, algo pálida, como sufriendo de su propia belleza y grandeza. Las Madonas de Botticelli forman un conjunto de personas adorables que, por la persistencia de su tipo espiritual, hacen una erie análoga a la que forman las Madonas de Rafael. Tanto las Madonas de Rafael como las de Botticelli representan la mujer en flor, exaltan su inocencia y hermosura; pero en las de Rafael con cualidades naturales al no concebirse mujer que no sea como ellas virgen y madre, mientras que para las Madonas de Botticelli la resposabilidad de su grandeza, sólo por el mero hecho de ser tan hermosas las agobia, haciéndolas pensativas, meditabundas, como su autor. Exste variedad en las Madonas de Botticelli, aunque permanezcan constantes en el ensimismamiento botticelliano, hechizadas por su propia beldad. Botticelli aventura algo más inelectual que la relación afectuosa entre la madre y su Hijo. En un grupo la Virgen se dispone a escribir las jaculatorias del Magnificat, que parece aprobar Jesús. Dos ángeles admirándola, la coronan. A veces, por un claro que dejan las figuras, se ve un paisaje con rio serpenteado. Es el Arno. Estamos en Florencia. Tanto la Virgen como las santas personas que la rodean no pueden ser más que florentinas.
Botticelli crea un tipo florentino de mujer rubia, con largos bucles ondulados que caen sobre las espaldas. Su perfil es exquisito; la nariz tiene una graciosa curva que produce más encanto que si fuera correctísima. Los labios se doblan finamente, cerrando la boca sin provocación. Las maravillosas pupilas verde claro de las mujeres de Botticelli insinúan pensamientos inefables, tan exquisitos que no deseamos ver expuestos con palabras. No conocemos ningún amor concreto de Botticelli, no hay alusión a excesos sentimentales, pero tampoco de despgo por la mujer en genral. Botticelli tenía horror al casarse, posiblemente porque estimaba demasiado su ideal de mujer. Quien pintó aquellas dulcísimas formas femeninas conocía por experiencia todo cuanto es precioso del cuerpo de la mujer en la juventud. Se cree que Botticelli compuso su tipo femenino sintetizando facciones de vias mujeres. Alguna tuvo que impresionarle fuertemente tal es la fuerte carcterización de la mujer que pintó Botticelli que ha que aceptar la que vio ya formada, real y existente, que pudo retratarla y estimar su perfección. Aquí entramos en el famoso problema de Simonetta Vespucci, que para muchos fu el prototipo de la mujer botticelliana. Es indudable que Botticelli conoció y admiró a Simonetta, como la admiraba todo el mundo. Simonetta ha pasado a ser una figura legendaria en la historia del arte; inspiró magníficas estrofas a los más grandes poetas de la época: Angelo Poliziano y Lorenzo de Médici... Lo más trágico es que aquella mujer perfecta había vivido sólo 23 años. De ellos pasí siete casada en Florencia. Tan efímera existencia fue basta para impresionar a pobres y ricos, jóvenes y viejos...Simonetta era bastante desenvuelta para exhibir su cuerpo desnudo, y en uno de los retratos que pintó Botticelli, aunque va vestida, descubre sensualmente uno de los pechos.
Las otras mujeres se las ha llamado las Tres Gracias, las Horas, porque danzando en corro las representó el arte antiguo en esculturas y pinturas. En el centro del cuadro de la Primavera de Botticelli, una persona aislada es, evidentemente, de mayor categoría moral. Preside toda la composición. Representa Venus, la diosa madre de los filósofos epicúreos, la que cantó Lucrecio y glorificó Luciano. Es Venus, como personificación de la fuerza creadora y ordenadora en la Naturaleza, la que hace nacer y crecer todos los seres vivos y la que da explicación racional a nuestra existencia.
Así, mientras a un lado tiene aquel grupo de Mercurio y las Gracias animadas por las flechas del amor, al otro lado tiene el grupo con la personificación de las fuerzas naturales, vegetales y animales; una es Flora, que derrama belleza florida en el suelo, y otra, (Imagen de la derecha: Céfiro y la ninfa Cloris)
Así vivió y trabajó Botticelli, glosando temas clásicos y paganos que debían discutir sus protectores los Médici en la Academia Platónica. Después de la muerte de el Magnífico, en 1492, y desde que se intensificó la predicación puritaqna de Savonarola contra las vanidades de los humanistas, Botticelli empezó a sufrir uno de estos cambios. Para Savonarola la piedad era incompatible con la estética. Él llamaba vanidades a todos los productos del arte, y organizaba quemas en público de todo aquello que no era estrictamente necesario para el culto o el servicio doméstico. Botticelli presenció emocionado las procesiones de los adictos a Savonarola; concurrió a algunas de las escenas tumultuosas que sucedían a las vociferaciones del fraile; debió entristecerse con su suplicio, y todo acentuó su melancólica reticencia. Lo que pintó en los últimos años del siglo está tarado de ua sombría tristeza. Regresó a los asuntos religiosos, pero para escoger no ttemas amables como la Adoración de los Reyes, o el grupo de la Virgen con ángeles, sino los temas de la Pasión. Destacan la Deposición y Elo arrepentimiento de Florencia.