

Será la figura de la dama, en el sentido más "cortés" de la palabra, la gran protagonista; la gran protagonista de sus composiciones; rodeada de un aura de elegancia y lánguida belleza, la tipología de mujer a la que recurre como lit motiv de su producción ejemplífica, dentro de la corriente pictórica del Quatroccento italiano, la búsqueda del ideal, frente al intento de aprehensión naturalista e individual llevado a cabo por otros autores. Entre medias de la representación onírica, plena de un amor platónico por la mujer, muy distinta de las rubias y maternales futuras madonnas rafaelianas, y la exaltación de la belleza se sitúa el modelo de virgen que creará . Perteneciente a la segunda generación de la Escuela Florentina, Sandro Botticelli es uno de los pintores más famosos del Renacimiento italiano del s.XV, siendo conocido por sus maravillosas creaciones de carácter mitológico.
LAS MADONAS


MERCURIO Y LAS TRES GRACIAS
Otra gran pintura de Botticelli es la Primavera, también relacionada con Giulano y Simonetta. A la izquierda se ve a Mercurio, o acaso Paris, el pastor del Ida, cogiendo un fruto, probablemente para entregar a una de las tres divinas mujeres, que cogidas de las manos danzan en ronda. Siempre se ha creído que una de ellas era Simonetta, y el galán Giuliano; pero el Amor desde lo alto, lanza una flecha encendia hacia la segunda belleza, que es la que menos se parece a Simonetta.


desnuda, es Lascivia, empujada por el Céfiro sensual, fresco y oloroso.
Las tres gracias
En el centro del cuadro de la primavera, de Botticelli, una persona aislada es, evidentemente, de mayor categoría moral. Preside toda la composición. Representa Venus, la diosa madre de los filósofos epicúreos, la que cantó Lucrecio y glorificó Luciano. Es Venus, como personificación de la fuerza creadora y ordenadora en la Naturaleza, la que hace nacer y crecer todos los seres vivos y la que da explicación racional a nuestra existencia. Así, mientras a un lado tiene aquel grupo de Mercurio y las Gracias animadas por las flechas de Amor, al otro lado tiene el grupo con la personificación de las fuerzas naturales, vegetales y animales; una es Flora, que derrama belleza florida en el suelo, y otra, desnuda, es Lascivia, empujada por el Céfiro sensual, fresco y oloroso. Es una palabra, la dama que preside que preside el cuadro primaveral de Botticelli es Venus.
VENUS
En otro cuadro de Botticelli, representando el pintor a Simonetta como Venus naciendo del piélago marino y llegando a tierra en una cocha. Aquí la relación de la pintura con la poesía de los versificadores humanistas florentinos es más apreciable. Es imposible describirla. Ni las reproducciones en color dan idea exacta de aquella diosa esbelta, sin exceso ni defecto. El gesto es el que imaginaríamos para una gentil persona que no se avergüenza de su belleza ni la exhibe por vanidad. El nacimiento de Venus está pintado en tela. Fueron pintados en épocas diferentes. Se consideraba que fue Lorenzo el Magnífico quien sugirió a Botticelli los asuntos. Los dos cuadros tienen todas las figuras en un plano. Dan la impresión de que son cuadros vivos, escenas de representaciones teatrales en un solo acto. No se hace difícil creer que Simonetta y las jóvenes damas retratadas, como Venus y las Gracias, se desnudaran para servir de modelos a un pintor. En las horas ociosas de una cura de aguas Lorenzo y Botticelli recordarían días más felices, cuando la casa Médici en Vía Larga se llenaba de la banda de animada juventud capitaneada por Giuliano.
MINERVA Y EL CENTAURO
La segunda obra que Lorenzo encargó a Botticelli para conmemorar el triunfo de la facción Médici sobre la facción Pazzi, fue una pintura representando a Minerva domeñando al centauro. La diosa de las artes y ciencias tenía cogido por los cabellos al monstruo semihumano, personificación en este caso, de la brutalidad

FRESCOS
Después de estas pinturas "políticas" Botticelli pasó a Roma para decorar la Capilla Sixtina, entonces recién construida. Otras decoraciones que pintaron simultáneamente cuatrocentistas florentinos fueron barridas cuando se concluyó la decoración con los frescos de Miguel Ángel Los de Botticelli, con asuntos del Antiguo Testamento, son la parte menos interesante de su obra.
En este cuadro, Botticelli trató de reconstruir una pintura de Apeles muy famosa en la Antigüedad. La descripción de la Calumnia que hizo Apeles es la siguiente:
Es evidente que el cuatrocentista florentino creyó repetir lo que pintó el ateniense. Botticelli no olvidó niguna de las figuras que menciona Luciano. Luciano fue uno de lo sautores griegos que se conocieron y tradujeron al principio en Florencia. El tema de la Calumina estaba de moda en aquella época de relaciones, traiciones y venganzas. La idea de la Calumnia, se supone es una cámara real. Las paredes, de mármol, están decoradas con esculturas, donde se distinguen en gran promiscuidad temas cristianos y paganos. En los nichos hay estatuas de David, San Pablo, San Jorge, Judit, y en los relieves Apolo y Dafne, Hércules y Licas, Mucio Scevola...
Verdad: Se encuentra en una esquina y está desnuda, tapándose sus genitales con su cabelo dorado. Recuerda a las Venus púdicas clásicas y también al Nacimiento de Venus, del propio Botticelli. Uno de sus brazos lo alza a los cielos, como esperando una respuesta divina que acabe con esta situación.
Penitencia: Es una anciana que mira a la Verdad. En el reino de Midas siempre hay una penitencia para los juzgados y por eso la Penitencia está entre la Calumnia y la Verdad.
Esculturas: Las figuras llevan ropajes y están realizadas al estilo griego, con amplios ropajes ceñidos a su cuerpo para mostrar la anatomía.
Víctima: Un hombre desnudo, sin nada que ocultar, es arrastrado por la Calumnia hasta el juez malévolo, Midas. Es un hombre que implora, con sus manos juntas simulando un rezo, que pare todo esto.
Trenzas: Dos jóvenes y bellas mujeres le trenzan el cabello con una blanca cinta a Calumnia. Se tratan del Fraude y la Envidia, que van siempre con la Calumnia.
Rencor: El monje que señala al juez Midas increpándole es el Rencor o la Ira, que lleva de la mano a la calumnia.
Midas: El rey Midas se encuentra sentado entre la Sospecha y la Ignorancia, que le susurran al oído. Sus orejasson de burro porque se deja aconsejar por ellas y a su vez, tiende la mano hacia el Rencor.
Historia: Botticelli creó esta obra para la familia Segni en una época, después de la caída de los Médicis, y con Savonarola como profeta instigador. Botticelli tomó como referencia un cuadro desaparecido del pintor clásico Apeles, que describe Luciano.
Hipótesis: No se sabe realmente quién se lo encargó exactamente ni por qué lo hizo. Podría ser que Botticelli quisiera desligarse del tono falso de las predicaciones de Savonarola. Hay que tener en cuenta además que estamos en el año 1295 y que acababa un siglo, con todos los miedos que ello conllevaba para una sociedad florentina llena de cambios...
Movimiento: Aunque, aparentemente, el cuadro parece muy estático, bien es cierto que los colores y un uso de la luz incidiendo en los dorados relieves, hacen que se produzca un movimiento en la escena. Sin embargo, es un movimiento estudiado y contenido, ya que no se demuestra desesperación. Es un cuadro para reflexionar, más que para emocionar...
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